miércoles, 14 de julio de 2010

¡Menos vuvuzelas y más castañuelas!

No recuerdo en que momento de mi vida comencé a decir que quería ser periodista de mayor (mayor ya me voy haciendo, pero el momento de ejercer no se cuando llegará...). Cuando decía que quería ser periodista la gente me preguntaba: “¿qué noticia te gustaría dar?” y nunca dudé en contestar: “qué la selección española de fútbol ha ganado el mundial”. Pues el sueño de dar esa noticia no se me ha cumplido, pero no por ello he dejado de disfrutar de ella.

No he podido escribir antes para hablar de mi vuelta a España, ni tampoco para hablar de mis últimos días allí, pero antes de retomar aquellas historias me veía en la obligación de contar mis últimos días.

Siempre he vivido el fútbol de una forma especial. No soy una entendida en el tema pero mi hermana me hizo madridista desde muy pequeñita. Admiré a Vicente del Bosque cuando entrenó al Real Madrid y Casillas era mi ídolo cuando se empezaba a dar a conocer. Yo era una niña en un internado de monjas y el empezaba a hacer buenas paradas con 17 años. Algunas internas se burlaban cuando yo decía que era guapísimo diciendo: a lo mejor si se quita ese entrecejo...(y ahora el mundo entero envidia a Sara Carbonero).

El mundial nos ha emocionado a todos pero, por lo que he explicado antes, que Casillas haya sido el capitán del equipo y Del Bosque el entrenador ha sido muy significativo. Y, porque no añadirlo, el gol del mundial, lo marcó Iniesta, el único Castellano-manchego de la selección.





Viví la celebración en Cuenca, ciudad donde nací, con amigas de verdad y con chapuzón en la fuente incluido. Y aún quedaron fuerzas para ir a Madrid a esperar a lo héroes en Príncipe Pío.



No tengo palabras para describir la emoción de estos últimos días. Un sueño, algo que generaciones enteras esperaban. La unión de todo el mundo, las banderas, los cánticos, la euforia. INOLVIDABLE.



Escucho: We are the champions (Queen)