viernes, 27 de noviembre de 2009

Es un quiero y no puedo

Hoy la sinceridad ha llamado a mi puerta y me he propuesto no pensar en que dirá o que sentirá la gente cuando lea esto. He decidido escribir sin pensar en las consecuencias. Con música en inglés de fondo (para intentar acostumbrar el oído, de una vez, a este idioma tan horrible).

Lo primero que viene a mi cabeza cuando enciendo el ordenado es “¿por qué apenas tengo noticias de la gente en España?” y la segunda es: “¿cuánta gente lee esto?” “¿merece la pena escribir?” “¿a cuánta gente le importa lo que me pasa por aquí?”. Mucha gente me escribe y me dice “Eve, ¿qué tal?” y es en ese momento cuando pienso, “si no sabes qué tal estoy es por que no quieres”.

Lo único que recibo son cadenas estúpidas (algunas interesantes, sí, pero seguro que la mejores las borro sin leerlas porque son demasiadas) e infinidad de eventos, la mayoría sin sentido y casi siempre de las mismas personas que parecen tener una vida social muy aburrida. Siempre hay excepciones, por supuesto.

Después de pensar esto, me siento muy egoísta porque yo hago este blog porque quiero, pero nadie tiene que leerlo, nadie va a ser más amigo mío por hacerlo, pero la verdad es que ayuda. A veces necesito saber que más de 2 personas lo hacen. Simplemente por sentirse querida, nada más.

Escribo porque me gusta, porque lo necesito, porque suele ser la mejor forma de expresar lo que siento. Pero cuando uno escribe también espera que lo lean. Cuándo alguien de mi entorno me lee siento que se preocupa por mí y es por esta razón por la que me siento tan perdida cuando alguien me dice “cuéntame algo, que no se nada de ti”.

Por otro lado, me toca entender el mundo en que vivimos. Estamos siempre ocupados, nunca nos da tiempo a hacer todo lo que queremos. También es muy egoísta por mi parte no enviar mensajes personalizados a la gente a la que quiero pero, como he dicho al principio, hoy me toca ser sincera y, es cierto, descuido mucho el contacto diario con la gente pero, tal vez, la gente también descuida el contacto diario conmigo.

Quizás hoy tengo el día sincero, pero también lo tengo egoísta y supongo que a todos nos pasa de vez en cuando.

En fin, corramos un tupido velo y volvamos a lo de siempre, a describir con palabras, a mi manera, la vida londinense.

Esto es un caos. Afortunadamente, los problemas que me encuentro se van resolviendo solos y después de dos días de caos parece que he resuelto un problema con la fecha de mi examen del IELTS. Finalmente será el día 12 (si no surgen nuevos problemas, claro) y esto conlleva más dudas en mi vida. Ahora, ¿qué hago en la última semana? ¿Doy clases o no? Porque ya no voy a tener examen…

La mejor forma de practicar un poco el idioma sigue siendo mi antigua casa. Hoy he hecho dos pequeñas tortillas de patatas (toda una juerga en la cocina con conversaciones vía webcam incluidas) y he comprado chorizo y pan. Todo era para una “cena internacional” en la casa de Lino. Hemos comido como cerdos y he probado de todo, hasta nocilla con queso que era muy típico para algunos. Genial. Estos encuentro siempre son geniales, muy al estilo “Erasmus”, supongo.

La principal duda que sigue en mi cabeza es “qué hacer en Enero”.

Aunque parezca mentira vine aquí con la mente puesta en la Mariana. Sí, esa viejecita que dice que me parió hace 23 años. Aunque parezca todo lo contrario y aunque nunca lo demuestre, siempre la tengo en mente.

Estuve en Londres hace dos años y, en aquellos días le dije a una chica de Córdoba (Sensi): me gustaría que mi madre viera esta ciudad. Estábamos andando por Nothing Hill y creo que desde entonces no he dejado de pensar en mis propias palabras.
Vine a Londres no solo con la esperanza de aprender inglés y vivir la experiencia, también pensando que era la única forma de hacer que la Mariana viniera aquí. Sí pensaba que era la única forma de verme en mucho tiempo vendría y conocería algo nuevo y algo que, sin duda, le iba a gustar. Pasaría horas contándole a todo el mundo anécdotas sobre el viaje…

Pero la Mariana de hoy no es la Mariana de hace dos años ni, mucho menos, la Mariana de hace 5. Por muy triste que sea, me toca reconocer que es tarde. Quizás yo no sea la culpable. Quizás yo también llegué tarde al mundo para hacer algo. Es posible que no me tenga que sentir derrotada, pero sí que lo siento. Llegué tarde. No voy a convencer a mi madre de que se ponga una camisa blanca, de que se suelte la coleta, se tiña las canas y cambie la forma de vestir por algo más “juvenil”.

Eso no lo va a hacer simplemente porque “no le da la gana”. Creo que, en cierto modo, dejaría de ser “la Mariana” si lo hiciera y, por eso, no me preocupa.
Pero no creo que venga a Londres. Llevo dos noches intentado asimilar, de una vez, que no va a venir. Y lo peor de todo, es que hace tiempo que dejo de ser capaz de enseñarme la senda que lleva a Priego. Hace tiempo que ella no puede seguir mis pasos y no al revés, como pasaba hace unos años. No creo que hagamos juntas el camino de Santiago…

Así que tengo que intentar asimilar de una vez que todo lo que tenga que ver con desplazarse o, mejor dicho, andar, no puede ser…

Y entonces, ¿qué hago aquí? ¿Debería irme a otro sitio en enero? ¿a alguna parte donde, seguro, aprenderé más inglés?

Precisamente hoy me han dicho que si me gustaría irme de au pair a Estados Unidos…
Claro que sí pero, ¿se puede venir la Mariana conmigo?

Escucho: Bodies (Robbie Williams)

lunes, 23 de noviembre de 2009

Hay que llevar a esa rata a la India

Cuando un fin de semana empieza en jueves es normal que el lunes haya más cosas que contar de la cuenta. Lo principal sobre lo profesional es que aún no tengo familia segura, pero bueno, tengo unos dos meses parar decidir y para que ellos decidan. Sobre el inglés, hoy empieza mi nuevo horario y mis nuevas obligaciones, a ver si con esto empiezo a notar algo de fluidez, porque desde que llegué noto que un día entiendo bastante bien pero al segundo no me entero de nada. ¡Quiero que eso cambie!

Y el programa social…ese empieza a ser una locura. Hoy muchos nombres de gente que conozco que todavía no se como se pronuncian. El jueves celebramos el cumpleaños de Roberta y, tengo que reconocer que ese ambiente de fiesta me gustó mucho. Estuvimos en un pub con música más alternativa de lo que me estaban acostumbrando aquí y con las pintas de cerveza más baratas. Además los italianos estaban de acuerdo en comprar cervezas en las tiendas antes que en los pubs e ir bebiendo por la calle (si es que se parecen más a los españoles, menos mal). He de reconocer que este jueves empezaron a aparecer algunos chicos guapos (los que no tienen novia tienen por los menos 4 años menos que yo, pero oye, q la idea era alegrarse la vista y para eso si que sirve).

Cuando nos cerraron el pub llegó la búsqueda desesperada de algo abierto. Y luego la vuelta a casa. Aquí es más difícil que en Madrid. Los taxis nunca son una opción y el metro, además de ser más caro que el bus, los fines de semana abre más tarde. Los autobuses no suelen llegar directos a tu destino, pero este fin de semana he tenido suerte. Desde la otra punta de Londres resulta que el bus llegaba hasta Candem y encima me iba acompañada porque Andrew tenía que coger el mismo.

El viernes, después de clase, la cita fue donde siempre: Lino´s house, es decir, mi antigua casa. Esa que los viernes tiene más gente dentro que no vive allí que habitantes reales. Nadie quería ir a Ministry of Sound porque la odiaban la música y yo me quedé con las ganas de conocer el sitio sabiendo que también me uniría a ese grupo, pero me apetece conocer sitios diferentes, distintos ambientes, aunque necesite ir al baño de vez en cuando solo para dejar de oir ese infierno de boom-boom sin sentido.

Nos fuimos a tiger-tiger y después a otro sitio del que el nombre no se me quedó en la cabeza. Vamos, lo que encontramos abierdo. Desde luego que el tiger está genial. Hace dos años me lo pasé muy bien y la repetición ha seguido por el mismo camino. Sin duda la fama que tiene entre los españoles está bien merecida.

Esta vez la vuelta a casa fue con Severin (ya no se como se escribo su nombre, pero suena así). Ahora los viernes son mi reencuentro con él. Cuando estaba en la otra casa siempre le acompañaba al patio mientras el fumaba (lo de soportar el tabaco no es lo mío, pero en el patio a cierta distancia no me molestaba tanto y era alguien con quien podía practicar el inglés dentro de la casa) ahora sólo me lo cruz de vez en cuando en la escuela y en la fiesta común de los viernes.

El sábado, en principio, iba ser el día en que conocería Ministry of Sound, pero al final el plan cambio por Fabric. He leído en internet que es una de las mejores macro-discotecas del mundo. Pues, sinceramente, me lo paso mejor en la Caché de Cuenca que será una de las mini-discotecas menos conocidas del mundo. Eso sí, ya les gustaría a estos ingleses tener ese ambiente en algún club.

Antes de ir a ese sitio, Carolina (mi compañera de habitación) y un amigo suyo, fuimos a tomar algo a una casa de unos amigos suyos colombianos. Si la situación se hubiera dado en Madrid, fue algo así como si estás viviendo en Getafe y te invitan a tomar algo a Tres Cantos (pero con las comunicaciones en transporte público mucho peores, claro). En el camino tuvimos que coger underground, overground y bus. Mi irá iba creciendo poco a poco pero las risas no tardaron en aparecer. En la parada del autobús vimos una rata del tamaño de un conejo (perno no recién nacido, un conejo bien alimentado) con la cola tan larga como mi pelo. Al lado de la papelera había un trabajador de los autobuses con apariencia hindú o algo así. Cuando vio la rata dio un salto más grande que el del animal y yo no podía parar de reírme a carcajadas. Para que el hombre no se sintiera mal por las risas Carolina le empezó a hablar con el y no tuvo otra cosa que preguntarle que si creía en las ratas…

El pobre muchacho dijo que no. Y yo después de documentarme en poco en creencias sobre ratas puedo asegurar que esa rata era la reencarnación de una diosa India, es la única explicación a su tamaño…

Escucho: El iniverso sobre mí (Amaral)


jueves, 19 de noviembre de 2009

Los niños, mi pasión

No puedo negarlo. Me encantan los niños pequeños (cuando llegan a primaria la cosa cambia). La verdad que no se me ocurre otra forma mejor de pasar meses fuera de casa que estar pendiente de pequeños demonios en miniatura. Es uno de los trabajos más arriesgados pero, también, el más satisfactorio.
(Los mejores, los más guapos, como estos: ninguno.
¡Está claro! ¡Os echo de menos!)

Adriana, la chica de la recepción de la escuela, se ha convertido en mi psicóloga y me ha dado buenos consejos sobre ser au pair. Después de varios días mirando varias páginas me registré en dos gratuitas y está mañana he recibido el primer e-mail. Viviría cerca de Hyde Park, cuidaría a 2 niñas de 4 y 2 años, tendría un buen sueldo y no tendría que limpiar porque tienen a una mujer trabajando. Además mi alojamiento está “apartado” de su casa.

Se que debería estar escribiendo el e-mail de respuesta en vez de esto, pero estoy en estado de shock. En menos de 24 horas recibo un correo de la “perfect family” y no se que decirles para que me elijan a mi. Tampoco habla nada de fechas así que tendría que empezar a preguntarle sobre eso.

Pero lo que me ha dejado helada ha sido que me escribe el marido y lo primero que me cuenta es que necesitan una nanny porque su mujer, de 35 años, está en tratamiento de un cáncer en la garganta. Para más datos me manda una foto del cuello de su mujer con la correspondiente cicatriz. Lo cierto es que soy una persona muy sensible, aunque muchas veces no lo demuestre, y también muy empática. No se como podría llevar esa situación. ..Se que sentiría una gran impotencia la mayoría del tiempo.

Bueno, es la primera familia. No se con quién, ni cómo, ni cuándo seré au pair, pero la decisión está tomada. En mi perfil he escrito que prefiero niños entre 0 y 8 años, la biblioteca de San José de Calasanz en Getafe ya me dejó bastante claro que los niños más mayores de esa edad no están hechos para que yo intente domarlos.

Por otro lado, ya me he conseguido que me pongan la vacuna de la alergia. Por cierto, una enfermera majísima.

Al final Ministry of Sound me espera el sábado con Carolina. Parece que el plan del viernes es Tiger-Tiger (buenos recuerdos). ( Tiger-tiger (London) 2 years ago)


Escucho: Somos (Melocos)

martes, 17 de noviembre de 2009

No hay vuelta atrás

Todo ha tomando un nuevo rumbo. Ahora el objetivo es estudiar. Entre ayer y hoy me he vuelto loca buscando la mejor opción para hacer un examen oficial y, finalmente, me he decidido por el IELTS porque era los más cómodo en estas fechas y lo único que me permitía algo de preparación específica.

La carta de inscripción llegará mañana a la oficina así que ahora sólo me queda esperar a que me confirmen la fecha del examen. Según las chicas de la recepción de la escuela, no habrá ningún problema en hacerlo el día 19 de diciembre, un día antes de volver a casa. El Antonio dice que no es buena idea, que los nervios del examen se me vana juntar con los nervios del viaje, pero bueno, yo pienso que estaría nerviosa igual en cualquier otra fecha y, es más, si lo hago antes voy a pensar que en lo días que me queden para volver podría aprender alguna cosa nueva.

Este es un aliciente para aprovechar el tiempo. Ya no es sólo por lo caro que es todo, es también por el examen. La semana que viene tendré las primeras clases de preparación de lunes a viernes, de 1 a 4. La siguiente semana será de vacaciones y la próxima seguiré con la preparación, para volver en la última semana aquí a las clases de 4 a 7.

Ya le he dicho a la propietaria de la casa que me voy así que ya estoy tardando en decidir que voy a hacer con mi vida en enero y, la verdad, no se por donde empezar a buscar. No se si ser au pair o volver a los intentos en tiendas. A meterme a limpiar casas directamente. O buscar una beca…

Adam y Andrew se han convertido en mis amigos aquí y gracias a eso se me va metiendo poco a poco el inglés en la cabeza. El primero dice que le gusta hablar conmigo y está encantado de que vaya a su bar, de hecho hoy me ha invitado a desayunar. Y con el segundo voy cogiendo la rutina de quedar juntos para comer en la escuela. Podría decir que, por fin, estoy consiguiendo algo parecido a una rutina aquí y de verdad que lo necesitaba, tanto desorden y planes cambiantes no podían ser buenos.

No puedo negar que echo de menos de todo lo relacionado con España. Álvaro me ha dado mucha envidia hoy con lo poco que me ha contado y hablar con Lucy me ha aumentado las ganas de una fiesta conquense. Además ver a pablo “pachucho” no ayuda…

La verdad es que necesito una visitilla de por allí. Quiero que llegue mi hermana o que Sensi venga a la fiesta del viernes. O que a Ángela le de un venazo y aparezca por aquí de nuevo (que el domingo me supo a poco). Pero puede que simplemente necesite que llegue el fin de semana porque en este no voy a trabajar y voy a tener tiempo de ir a Portobello, de fiesta, de paseo… y sin estar cansada, no como en el anterior que no podía con mi alma.

No se porque cuando empiezo a escribir me da por poner los puntos negativos, en vez de hablar de que Severin se sigue alegrando de verme aunque lo haya emborrachado ya dos veces. Que la gente de la clase de Lino me saluda y que cada vez conozco a más gente en la escuela. Que Sisi (así suena, pero no tengo ni idea de cómo se escribe), la dueña de la casa, sea tan dulce y nunca ponga pegas para nada.

Con lo bien que me siento en general no se porque escribo estos tostones. Normal que casi nadie se pare a leer lo que escribo.

Prometo ser más positiva

Escucho: Perro verde (Marea)

lunes, 16 de noviembre de 2009

Volver a empezar…otra vez…

El viernes salí de clase rota. No podía con mi cuerpo pero el plan de ir a Pacha estaba demasiado forjado como para buscar un “no” de última hora. Y que mejor sitio para empezar la fiesta que mi antigua casa. Por el camino tuve antojo de cerveza y, un poco por que me gusta a mi, y un poco porque cuando la bebo me acuerdo de mi padre, compré “San Miguel”. La noche genial. Corta (por mi cansancio), pero muy divertida.

El sábado comenzaba el día decisivo: las negociaciones con Costa. Después de un día en la cafetería como cualquier otro, rodeada de grasa y acabando con mi corta temporada de vida, llegó el momento de hablar sobre las condiciones. Todo se resume en que él preferiría a encontrar a alguien con más experiencia. Me dijo que pensaba que era una chica estupenda pero que no estaba seguro de que me gustara el trabajo, que decidiera si quería seguir yendo o no, porque si encontraba a alguien con más experiencia yo no seguiría. En ese caso, y si a mi me parecía bien, me podría llamar en días sueltos. Todas estas sandeces por el módico sueldo de 25 libras al día, un total de 150 a la semana, es decir, lo que cobra mi compañera que trabaja media jornada (4 horas de lunes a viernes en Pret a Manger). Con todos mis respetos y consciente del riesgo de ser mal interpretada, creo que es mucho más digna la prostitución que cobrar la mitad de lo que vale tu trabajo en la calle de al lado y encima sabiendo que te van a reemplazar a la primera de cambio. Lo repito, es más acertado ir a hacer noche al “Entre pinos”.

He de reconocer que estas cosas caen como un chorro de agua fría. Me volví a ver sin nada, comenzando la aventura de nuevo. Y la verdad es que no hay nada de grave ni de raro. Las experiencias que me cuentan convierten la mía en un paraíso: He conocido chicas que han pasado días y días trabajando sin cobrar, el manager les decía que era entrenamiento y que no lo habían pasado, y a la calle.

Mi problema es que la Navidad se acerca y nadie me va a coger para dos semanas. Así que después de mucho meditar, darle vueltas a la cabeza y hablar con mis padres, que (después de los años una se da cuenta) siempre te van a aconsejar con lo que creen que puede ser mejor para ti, he decidido dedicar este tiempo a estudiar, a prepararme el inglés y buscar mi destino en enero, con la esperanza de que cuanto más preparada vaya con el idioma más oportunidades tendré de encontrar algo (que no será no de maestra, ni de periodista, pero para eso ya habrá tiempo, tengo toda la vida en España).

Además estaré pendiente de si surge alguna llamada para hacer de nanny unas horas. También puedo pensar que esto es como todo, cuándo no estás buscando las cosas es cuando las encuentras así que, a lo mejor, la clave es vivir y dejar que las cosas fluyan y quizás los proyectos vengan a mí, porque esta visto que lo de ir yo a por ellos no ha dado los resultados esperados.

Sin duda, lo peor de lo bajones (además de que a mi me da por comer y a este paso mi colesterol alcanzará límites peligrosos) es que no te apetece hacer nada. Si a eso se añade no dormir mucho en un tiempo, te puedes perder la oportunidad de pasar tiempo con gente con la que de verdad te apetece estar.

Sólo he podido estar con Ángela e Irene un rato esta mañana y se me ha hecho cortísimo. Me he sentido muy mal por no haber quedado ayer con ellas.
Tendré que planear una visita a Birmingham…o a Albacete

Escucho: Y sin embargo (Joaquín Sabina)
(La introducción va dirigida al hombre de mi vida, mi amor platónico e imposible, no sólo por la diferencia de edad, ni por el vínculo que nos une, también porque está casado con la mujer a la que más quiero: Mariana. Sólo la introducción, reitero, para los dos: Para EL Antonio y LA Mariana ¡Gracias por cuidar tanto a este tumor!)

viernes, 13 de noviembre de 2009

Perdona, ¿Dónde está el baño?

El sábado pasado, en la cafetería, una chica colombiana vino a trabajar. Se supone que iba a seguir viniendo todos los sábados pero al final de la jornada dijo que no volvería más porque Costa le había tocado un pecho. Yo me asusté muchísimo y fui casi corriendo a contárselo a Adam. Él no estaba, así que hablé con su mujer. Ella me dijo que si yo no había visto nada no tenía porque estar asustada. Pero claro, esto preocupa, siempre queda la duda de que sea verdad y que se puede pasar también conmigo (a lo que inmediatamente respondería con la hostia correspondiente y merecida). Qué si trabajara en la BBC a lo mejor lo dejaba pasar pero en una cafetería con olor a fritanga o en cualquier otro lugar, no paso ni una.

Pero lo cierto es que Costa me trata muy bien eso que soy una patosa de cuidado. No ha tenido ningún comportamiento raro conmigo así que no tengo porque estar con una coraza todo el tiempo. Es más, en Café Brassino tenemos un ambiente bastante familiar en el que caben todo tipo de temas, incluso me da consejos.

Adam opina que debo seguir ahí y esperar a negociar un sueldo decente. La verdad es que se aprende mucho, parece que se abren lo oídos a este acento que al principio me parecía tan difícil. Pero después de pasar un fin de semana en Portsmouth, mi mente ha tomado nuevas decisiones.

Me gustó mucho el ambiente. Tuve la ocasión de ver hasta un espectáculo de fuego en la discoteca, con Sensi asustada porque me vio capaz de preguntarle a la gogo que cuánto le habían costado las tetas. Me dejó tan sorprendida con la actuación que no tuve más remedio que cambiar la pregunta por felicitaciones.

Hablamos mucho tiempo con ingleses y me quedó claro que la mejor opción para aprender algo es moverme en enero a un pueblo como ese (o a ese, que tiene mucho ambiente, es bonito y me queda cerca de Londres para poder venir cuando quiera).
En cuanto a las clases, estoy pensando en cambiar el horario y reservar una última semana para curso del TOEIC y examen y así salir de aquí con una acreditación antes de Navidad. También estoy valorando la posibilidad de dejar una semana de vacaciones en la escuela para que cuando venga mi hermana tenga más tiempo por las tardes para enseñarle todo. Estoy pensando en ir con ella al musical de “We Will Rock You”, entre otras muchas cosas. Cada minuto se me ocurre algo nuevo.

¡Visitas! Eso es lo que quiero. A ver si hay forma de planear algo con Ángela e Irene. Yo de momento comprare mi ticket para Pacha para mañana por la noche y el resto de fin de semana ya irá surgiendo.

Ayer jugamos a ser periodistas en clase pera intentar practicar la pasiva. Fue divertido verme como reportera intentando leer un “prompter-cuaderno” en las manos de Andrew. Además aproveché para criticar un rato la basura de periódicos que hay por aquí (por lo menos en la cafetería).

Por fin vi a un chico guapo en el bar y, como no, era español (donde está lo bueno). Es de Barcelona y viene con un amigo Italiano. Hoy han vuelto (¡Qué alegría para la vista! ¡Y yo con olor a fritanga, ojerosa y despeinada!), no he tenido tiempo de hablar con ellos porque lo jueves es imposible parar, es el día que más gente viene. Ni siquiera se como se llama pero descubrí que era español porque la mujer que trabaja conmigo, Luisa (no creo que se escriba así, pero así suena) le preguntó al oír su acento y al verlo tan guapo.

Ha sido la primera vez que oigo una frase en español en el bar, aunque me la habían hecho muchas veces en inglés: perdona, ¿el baño?

-Lo siento, no tenemos…

Escucho: Lo hecho está hecho (Shakira) (Para Consuelo, que le hablé de la canción y para Ana, que es fiel a hacer un comentario diario. ¡OS QUIERO CHACHAS!)

jueves, 12 de noviembre de 2009

Si retiraran el Red Bull me haría traficante de taurina

Estoy aprendiendo el significado de “trabajar de sol a sol”. Cuando llego a Café Brassino no ha amanecido y cuando salgo camino de la escuela la noche me va siguiendo los pasos. Poco después de sentarme en mi pupitre en Tti school todo está oscuro por la ventana. Así que la luz del sol o, mejor dicho, la luz del día (porque Lorenzo debió de regresar a España porque por aquí ya no se le ve el pelo) solo la veo unos minutos.

A las 6 de la mañana (bueno, 6 y cuarto, que esos “5 minutos más” no me los quita nadie) me levanto. Tener un momento en el baño es complicado, así que opto por lavarme la cara en la cocina. Somos 7 personas en total en la casa y sólo hay un baño. Tengo muchas anécdotas que contar, mucho que recordar del fin de semana, muchas ideas en la cabeza y muchas ganas... pero no hay tiempo.

A las 4 salgo corriendo del bar hacia la clase a la que siempre llego tarde. Costa (mi jefe) me deja salir sin colocar las sillas con la condición de que llegue un poco antes de las 7 al día siguiente para hacerlo.

Hoy el plan de la escuela era ir a la bolera y me he quedado con las ganas. Al salir de clase las tiendas están cerrando así que ya no hay nada que hacer, pero aunque lo hubiese tengo que organizar todavía algunas cosas en mi nueva cas. Además he tenido muchos problemas con el vuelo, por lo que no he tenido tiempo ni de hacer los deberes (los hago en los descansos del curro), pero finalmente mi hermana consiguió comprármelo, así que una preocupación menos.

Se que poco a poco llegará la calma y la estabilidad pero de momento está siendo un poco estresante. Demasiados planes, demasiada ocupación y demasiado sueño (creo que será difícil acostumbrarme a dormir 6 horas diarias o menos, soy así de vaga que se le va a hacer). Hoy ya he tenido que echar mano de la taurina y creo que lo voy a seguir haciendo. Costa me dejo salir a comprar perchas a la tienda de enfrente y aproveché el viaje para comprar un Red Bull y cuando lo ha visto me ha dicho: “eso es muy peligroso, dicen que van a dejar de venderlo”. Yo le he contestado que es mi droga pero después he rectificado: “no lo necesito, puedo estar sin beber, pero en algunos momentos me ayuda a estar mejor, a estar más despierta”.

Creo que es hora de volver a mi litera del Ikea, donde el inglés se va mezclando en mi cabeza con el castellano y donde recuerdo todo lo que me gustaría contar a la gente que se que se interesa por mí y a la que tanto echo de menos.

El día 20 de diciembre estaré poniendo los pies en suelo español.

¡Olé!

Escucho: Tras la barra (Platero y tú)


martes, 10 de noviembre de 2009

Memoria gráfica del fin de semana

Como casi no descanso y ni siquiera tengo tiempo de hacer los deberes de clase o poner una lavadora, he decidido que una imagen vale más palabras y voy a resaltar algunos de los mejores momentos de estos días en que mis horas de sueño se cuentan con los dedos de la mano. Además, el tiempo que paso en el ordenador pero para buscar un vuelo imposible. No se que pasa con mi tarjeta pero no me deja hacer ninguna compra por Internet. Tengo que llamar al Santander (menos mal que Ana me dio el número) ¡Qué se acerca Navidad!



Barbacoa en la azotea (jueves noche):



Mi maravillosa tortilla (viernes noche):



Invitados a mi cena:



Despidiendo mi habitación:



Fiesta en Portsmourh (sabado noche):



Momento "porompompero" (enseñando a los ingleses como hacer el tonto, aunque hay que ver que bien se les da a ellos):



Despidiendo a Sensi (domingo):


¡Espero verte pronto de nuevo!

Y ahora a planear el fin de semana con Ángela e Irene.

¡Pacha os espera!

Otro sábado que iré a trabajar casi sin dormir.

Escucho: Porompompero (Manolo Escobar)