jueves, 28 de enero de 2010

¡FELICIDADES CARLOS!

Tenía muy claro quien debí ser el protagonista de la entrada del día 28 de enero: el pequeño Carlos que cumple los años. Pero después de darme cuenta de que realmente a Internet tiene acceso cualquier depravado me da un poco de apuro poner su foto.
Bueno correremos el riesgo. Nadie me va a hacer cambiar mi forma de expresarme y hoy me tocaba poner su imagen porque es su día.


Ante el maravilloso comentario en mi post anterior debo hacer público que no necesito ningún tipo de revolcón y que con estas palabras intento llegar a gente que tengo lejos y que acerco a mi con estas historias. Pero eso que se aburren haciéndose “pajas” delante del ordenador no son tan bien recibidos por aquí. Aunque la libertad de expresión es algo esencial y por eso el ingenioso comentario no ha desaparecido, me encantan las muestras de incultura porque hacen mucho más bellos, de lo que ya por sí solos son, al resto de comentarios.

Volviendo a Carlos, tengo que decir que muchas veces me cuesta no llamar a Óscar por el nombre de mi sobrino. Me viene el nombre de Carlos a la cabeza, debe ser porque es el pequeño de mi casa y por inercia me viene su nombre para llamar al pequeño de esta.

Óscar me está haciendo recordar muchas cosas de cuando Pablo, Eva y Carlos tenían su edad y la verdad es que la experiencia está siendo muy bonita en ese sentido. Tener recuerdos tan bonitos es un gran tesoro y que venga a mi memoria tanto me hace sentir muy bien, me está dando mucha fuerza.

Mañana llega la prueba de fuego: pasar el día con los dos. Arturo no va al cole lo jueves y viernes, así que mañana todo se complica. Menos mal que el catarro se me está curando, aunque no paro de estornudas y echar mocos, pero me siento bastante mejor, tengo más fuerzas para dar alguna voz que otra.

Arturo tan pronto me quiere como me odia y me dice “no”, gritando, y añade “mummy-mummy”. Me llama algunas veces tita, así que ahora tengo otro sobrino más, eso sí, postizo, que la sangre tira más. Otras veces dice Eve y supongo que con el tiempo olvidará lo de tita como le paso a Carlos. Él me llamaba “chiqui” pero como no escuchaba a sus hermanos acabó llamándome por mi nombre.

El trabajo de au pair es, sin duda, como todo el mundo lo pinta, al menos de momento. Se trata de pasar todo el tiempo posible con los niños y ayudar un poco en casa. Se supone que tienes un horario pero es difícil de cumplir. Con esto quiero decir que cuando vives con niños es imposible decir “a partir de esta hora paso de ellos, que es mi tiempo libre”. Al menos para mí lo es. La verdad es que me he dado cuenta de que aquello que siempre he dicho de que “me gustan los niños”, es cierto. No puedo evitar ver que les pasa si lloran o salir a ayudar con el baño si escucho a James preparando el baño. No me toca hacerlo, pero lo hago. Se que no voy a recibir un sueldo pero si se están portando bien conmigo por qué no voy a hacerlo yo.

Creo que tomé una buena decisión al elegir a esta familia. James tiene mucha paciencia, habla conmigo bastante y me corrige cada frase, tanto la gramática como la pronunciación. Le pregunto sobre expresiones y Marta me busca equivalencias entre frases hechas. Son muy cercanos, nada que ver con otras experiencias del sur de Inglaterra. Creo que he encontrado el equilibrio porque gracias a Marta puedo enterarme de todo y puedo preguntar sobre cualquier cosa sin tener que echar mano a un diccionario. Y gracias a James (y a ella también) voy mejorando inglés.

Mis clases no empiezan hasta febrero así que, de momero, ellos son mis profesores. Mis deberes son leer un libro que me han dejado pero les he dicho que primero tengo que terminar el que me traje en español (a ver si lo acabo esta noche).

Es probable que este fin de semana vaya a Londres. Me han dicho que el autobús es más barato pero tardaré casi una hora. No se si dormiré con Carolina i haré un viaje de ida y vuelta en el mismo día, pero tengo que verla y también a Adam, Ricardo y Sisi. Por cierto, esta última se ha vuelto loca y quiere meter en mi antigua cama londinense a un polaco, a que comparta habitación con Carolina… ¡Cómo está el patio! Espero que la pobre Caro encuentre otro alojamiento o que Sisi cambie de idea porque entre que su hijo se pasa los horas en el baño y ahora un polaco en la habitación no se cuando narices se va a poder cambiar de ropa Carolina…

Ah! Se me olvidaba, ¿Le llegarán las felicitaciones desde el blog a la Luci?

Escucho: Odio (Revólver)

domingo, 24 de enero de 2010

Nunca cambiaré

Si una cosa me pone de los nervios sobre mi misma es, sin duda, mi inseguridad, mi falta de autoestima, mi pésima auto-consideración. Ese es el nombre de pila de la madre de todos mis males y pesares en la vida. Y lo peor de todo es que no se como quedarme huérfana de esa figura.

Ese problema cogió un volumen exagerado en el pasado mes de noviembre y principios de diciembre. Todo se tradujo a siete kilos de más. Porque mi problema no sólo tiene nombre, tiene forma y comportamiento que puede quedar reducido a la palabra ansiedad. Si a eso le añadimos una pizca de morriña esto se convierte en el caos absoluto.

He pasado un mes en casa te terapia intensiva contra mi pequeño-gran problema, y cuando ya parecía estar resuelto, me lancé a la aventura, al mundo real, a demostrarme a mi misma que lo había vencido. Y que mejor forma que ponerse a prueba en otro ambiente. Nuevos proyectos, expectativas y retos.

Y aquí estoy, en una ciudad de tamaño similar a Getafe, a una hora, más o menos, en autobús de Londres (pero no olvidemos que ha 14 libras ida y vuelta, que aquí estos ingleses no regalan nada), con el cuerpo aquí y la mente al lado de una estufa en una gran cocina en un pequeño pueblo de la alcarria conquense: Cañaveras.

Pero esta vez no. Está vez me toca ganar a mí, porque de todo se aprende y si miro al pasado descubro que la primera semana en el internado (en las pepas) no fue fácil, pero aquellas mojas se siguen alegrando de verme cuando me da por visitarles. Creía que no aguantaría en el Zóbel aquel primer trimestre y, sin duda, aquellos dos años fueron inolvidables, tanto, que aún conservo grandes AMISTADES (sí, con mayúsculas y me quedo corta).

En la residencia María de Molina echaba de menos el Zóbel y creía que no iba a tener buenas experiencias en magisterio porque no me veía con la suficiente paciencia para esa carrera. Mi mejor época universitaria la viví allí y magisterio acabó siendo una gran pasión a la que ahora me planteo dedicarme (voy a las oposiciones de cabeza el año que viene).

Y que decir de Getafe…Bueno, tengo mucho malo que contar, pero si hago un balance realista hay más momentos buenos, grandes recuerdos…

Así que ahora se que si el camino es tortuoso al principio es porque algo grande se avecina en la próxima esquina.

Se que es difícil estar siempre al pie del cañón con los niños, más si no eres ni su maestra, ni su madre, ni alguien que imponga un poco de autoridad. Es difícil cuando eres una extraña que se ha colado en casa y para jugar eres bien recibida pero no para dar ordenes.

Todo es difícil cuando eres tímido e inseguro. Los niños huelen el miedo y tengo miedo a que lo huelan, pero también me preocupa ser demasiado valiente y pasarme convirtiéndome en un ser autoritario que desprenda más pavor que respeto.

Los comienzos siempre son duros, es difícil adaptarse más cuando tengo esa inseguridad siempre pegada al culo, eso que no puedo cambiar y que me golpea la espalda de vez en cuando. Pero esta vez no voy a quejarme, esta vez no me voy a rendir. La ansiedad no podrá conmigo porque ahora tengo una venta: mis recuerdos, mi experiencias, esas que me enseñan que es mentirá aquellos de lo que “mal empieza, mal acaba”.

Escucho: A quien le importa (Alaska y Dinarama)


viernes, 22 de enero de 2010

Arturo y Óscar

Dos nombres nada cotidianos por estas tierras, por lo que también son: Artie y Oskie (eso de la k me lo he inventado).

Arturo es un experto en Spanglish lo que no resulta muy fácil porque para entenderle primero debo descifrar si habla en:
a) Inglés
b) Español
c) Ninguna de las anteriores
Con eso de la c) me refiero a ese idioma que todos los niños hemos utilizado cuando éramos niños para designar cosa porque…¿quién no ha llamado guau-guau a un perro de niño?

Lo más fácil es elegir mi respuesta: siempre en Español.
¿Fácil? ¿Seguro? Y cuando intento hablar con el padre en Inglés y el niño y él están hablando en Español…¿A quién no se le escapa un “what” (por decir algo)?

Oscar tiene más fuerza que yo, pero puedo llevarlo un tiempo en brazos. Se pasa el día gateando y tirando las cosas. Es un niño regordete y pensaba que no me daría problemas para comer pero hoy he vuelto a ver el sentido a la frase “se ha puesto de papilla hasta los ojo”. Gatear se le da bien, pero escupir, también.

Arturo es difícil de controlar en la calle. Le gusta andar y perderse a su bola con las manos en los “pockets”; las saca para coger piedras, hojas y palos. La única forma de medio engañarle es decirle que viene la bruja. Me llama Ivi y parece que no le he caído mal del todo.

Esta mañana, mientras le vestía su primera palabra ha sido “tetas”. Bien, el chico ha aprendido castellano en el orden que lo hacen todos los mortales pero que conste que las ha señalado con un juguete, no con la mano, así que además es educado.
A pesar de que haya sido a la primera parte de mi cuerpo a la que se ha referido que conste que no ha sido por el tamaño. Mis pobres amigas se han desinflado un poco aunque no se cuanto tardarán en volver a inflarse porque dos días cenando pasta no pueden ser muy bueno para mi intención de pérdida de peso.

Pero mejor empiezo por el principio. Mi odisea llegó ayer conmigo puntual a Barajas (¡Cómo no!) Llevaba un móvil inglés sin saldo y tenía que enviar un mensaje a Marta (la madre) para avisarle de que iba a embarcar. Lo intenté varias veces desde una cabina, sin éxito y perdiendo 3 euros. Decidí enviarle un mensaje a mi hermana pero las prisas y los nervios no me dejaron acertar con un mensaje coherente.

El avión salió sin retraso y a la llegada a Luton mi maleta fue una de las primeras en aparecer en la cinta. Corrí hacia la primera tienda que encontraba y, como si fuera un milagro, era un especie de estanco que anunciaba recargas de móviles en la caja, pero al decirle a la dependiente mi compañía no sólo me dijo que no me podía recargar el móvil, añadió que no podría hacerlo dentro del aeropuerto. Tuve que preguntarle por las cabinas, ir a una tienda a comprar agua para conseguir dinero suelto y, por fin, contactar con Marta. Ella estaba llegando acompañada por Arturo, que se escondió nada más verme en las piernas de su madre pero no tardó demasiado en corretear conmigo por el aeropuerto.

James es un encanto. Las expectativas irlandesas continúan sin fallarme. Intenta hablar conmigo y corregirme mis fallos además de animarme a ver la tele. Creo que voy a aprender mucho con el. Parece el claro sucesor de Keith (Irlanda) y Marylin (Canadá) a quienes le debo, en gran medida, el inglés que chapurreo.
Para conocer gente nativa me han recomendado que haga actividades, que no me limite a hacer un curso de inglés con más personas extranjeras. Hemos preguntado por cursos pero en esta época es difícil encontrar uno. El único disponible que se ajustaba a mi horario era uno de manicura y pedicura que no era nada barato así que he desistido por el momento.

Es posible que vaya a bailar salsa con un hombre que conoce Marta y si no es suficiente para conocer gente me apuntaré al gimnasio (que no me viene nada mal pero yo creo que en esos sitios no se habla demasiado y verme sudada y con la cara roja como un tomate no creo que sea buena carta de presentación.

El curso de inglés empieza en febrero y mi entrevista para conocer el nivel y, por tanto, el horario, es el jueves día 4. Eso me da 2 semanas de margen para practicar con James. A ver si me suelto porque, por ahora, me cuesta un poco y me frustra mucho no entenderle muchas cosas pero poco a poco, supongo.

Escucho: Recuérdame (La quinta estación y Marc Anthony)

sábado, 9 de enero de 2010

Año de nieves..año de bienes...

También debería aplicar eso de “desafortunada en el juego…” porque de las dos loterías no he visto ni un céntimo, asó que siguiendo los dos refranes debería estar empezado un año cargado de bienes y de amor, pero como los refranes no siempre se cumplen no me haré muchas ilusiones.

Me voy el día 20 a Luton, al norte de Londres. Estoy tomando la firme de decisión de dejar de lado el alcohol. He puesto en una balanza los pocos ingresos que voy a tener en Luton y los gastos y he visto que gran parte se va en fiesta. Como voy a querer viajar, salir y seguro que se me antoja algo de ropa, creo que algo de ahorro puede salir de evitar el alcohol, más teniendo en cuenta lo caro que es tomarte una cerveza en Inglaterra. A ver cuanto me dura el propósito de “año nuevo”.

Además, mi misión en Luton es cuidar de un niño de menos de 1 año y atender a otro de casi 3. No creo que una imagen resacosa sea un buen ejemplo para los niños y una buena imagen para el matrimonio que dejará a los niños a mi cargo.

Marta es cordobesa y es la madre de esos niños. Me pide que hable con los pequeños en español pero que con su marido y con ella lo haga en inglés porque James, irlandés, no sabe nada de español.

Por las tardes iré a clases y tendré 3 fines de semana libres de los 4 que tiene el mes. A la cercanía de Londres se une de aliciente que Luton sea una ciudad universitaria.

En principio he acordado con ellos estar allí hasta principios de agosto. Si no hay ningún inconveniente aguantaré, pero como nunca se sabe dónde, cómo o cuándo se van a encontrar los contratiempos no quiero aventurar tan precipitadamente una fecha de regreso.

Espero que el día 20 de enero a las 16:20 este montada en un avión de easy jet camino de Inglaterra con este temporal europeo guardado ya en la memoria.

Hablando de memoria, “la insoportable Ana” hizo un video que resume rápidamente aquellas cosas que conté por aquí.

Una nueva etapa, gente nueva por conocer, nuevas esperanzas, nuevos miedos. La Mariana está de los nervios. No me he ido y ya quiere que llegue agosto. Ahora ya no hay aventura: la casa y el trabajo ya están buscados, sólo queda la escuela. Pero los nervios siguen, la incertidumbre de vivir algo distinto y la preocupación por alejarme de los míos un tiempo.

Se que no me voy lejos y que no es mucho tiempo, pero cuesta. Se me puede llamar “enmadrá” o ñoña, pero nunca había estado dos meses fuera de casa y fue extraño, por eso ahora lo es aún más.

Escucho: Malos pensamientos (La Fuga)

domingo, 3 de enero de 2010

Año nuevo feliz

La entrada del año no ha podido ser mejor. Ya van dos fiestas seguidas. La de Nochevieja genial; por un momento pensé que la nieve no me dejaría ir a Cuenca pero al final pude ir, eso sí, llegué a las 3 de la mañana pero mereció la pena. Y, por cierto, no, no me he operado las tetas, se desinflarán cuando me desinfle.
La fiesta de anoche…sin comentarios. Pero lo que destaco de estos dos días es los desfases españoles. Lo siento, no tienen nada q ver con los ingleses…Reconozco que al llegar a las 8 y pico de la mañana venía un poco perjudicada a la hora que empecé a beber los londinenses iban mucho peor que yo a mi llegada a casa.
Este mes lo acabaré en Luton cambiando pañales y supongo que el mes que viene me pasaré por Londres a volver a comparar sus fiestas con las nuestras (que gran diferencia).
¡Viva la comida Española!¡Viva el Brugal!¡Vivan nuestras fiestas!¡Viva nuestra gente!
¡FELIZ AÑO NUEVO A TODO EL MUNDO! ¡Qué nunca os falte cariño!

Escucho: Un año más (Mecano)