lunes, 23 de noviembre de 2009

Hay que llevar a esa rata a la India

Cuando un fin de semana empieza en jueves es normal que el lunes haya más cosas que contar de la cuenta. Lo principal sobre lo profesional es que aún no tengo familia segura, pero bueno, tengo unos dos meses parar decidir y para que ellos decidan. Sobre el inglés, hoy empieza mi nuevo horario y mis nuevas obligaciones, a ver si con esto empiezo a notar algo de fluidez, porque desde que llegué noto que un día entiendo bastante bien pero al segundo no me entero de nada. ¡Quiero que eso cambie!

Y el programa social…ese empieza a ser una locura. Hoy muchos nombres de gente que conozco que todavía no se como se pronuncian. El jueves celebramos el cumpleaños de Roberta y, tengo que reconocer que ese ambiente de fiesta me gustó mucho. Estuvimos en un pub con música más alternativa de lo que me estaban acostumbrando aquí y con las pintas de cerveza más baratas. Además los italianos estaban de acuerdo en comprar cervezas en las tiendas antes que en los pubs e ir bebiendo por la calle (si es que se parecen más a los españoles, menos mal). He de reconocer que este jueves empezaron a aparecer algunos chicos guapos (los que no tienen novia tienen por los menos 4 años menos que yo, pero oye, q la idea era alegrarse la vista y para eso si que sirve).

Cuando nos cerraron el pub llegó la búsqueda desesperada de algo abierto. Y luego la vuelta a casa. Aquí es más difícil que en Madrid. Los taxis nunca son una opción y el metro, además de ser más caro que el bus, los fines de semana abre más tarde. Los autobuses no suelen llegar directos a tu destino, pero este fin de semana he tenido suerte. Desde la otra punta de Londres resulta que el bus llegaba hasta Candem y encima me iba acompañada porque Andrew tenía que coger el mismo.

El viernes, después de clase, la cita fue donde siempre: Lino´s house, es decir, mi antigua casa. Esa que los viernes tiene más gente dentro que no vive allí que habitantes reales. Nadie quería ir a Ministry of Sound porque la odiaban la música y yo me quedé con las ganas de conocer el sitio sabiendo que también me uniría a ese grupo, pero me apetece conocer sitios diferentes, distintos ambientes, aunque necesite ir al baño de vez en cuando solo para dejar de oir ese infierno de boom-boom sin sentido.

Nos fuimos a tiger-tiger y después a otro sitio del que el nombre no se me quedó en la cabeza. Vamos, lo que encontramos abierdo. Desde luego que el tiger está genial. Hace dos años me lo pasé muy bien y la repetición ha seguido por el mismo camino. Sin duda la fama que tiene entre los españoles está bien merecida.

Esta vez la vuelta a casa fue con Severin (ya no se como se escribo su nombre, pero suena así). Ahora los viernes son mi reencuentro con él. Cuando estaba en la otra casa siempre le acompañaba al patio mientras el fumaba (lo de soportar el tabaco no es lo mío, pero en el patio a cierta distancia no me molestaba tanto y era alguien con quien podía practicar el inglés dentro de la casa) ahora sólo me lo cruz de vez en cuando en la escuela y en la fiesta común de los viernes.

El sábado, en principio, iba ser el día en que conocería Ministry of Sound, pero al final el plan cambio por Fabric. He leído en internet que es una de las mejores macro-discotecas del mundo. Pues, sinceramente, me lo paso mejor en la Caché de Cuenca que será una de las mini-discotecas menos conocidas del mundo. Eso sí, ya les gustaría a estos ingleses tener ese ambiente en algún club.

Antes de ir a ese sitio, Carolina (mi compañera de habitación) y un amigo suyo, fuimos a tomar algo a una casa de unos amigos suyos colombianos. Si la situación se hubiera dado en Madrid, fue algo así como si estás viviendo en Getafe y te invitan a tomar algo a Tres Cantos (pero con las comunicaciones en transporte público mucho peores, claro). En el camino tuvimos que coger underground, overground y bus. Mi irá iba creciendo poco a poco pero las risas no tardaron en aparecer. En la parada del autobús vimos una rata del tamaño de un conejo (perno no recién nacido, un conejo bien alimentado) con la cola tan larga como mi pelo. Al lado de la papelera había un trabajador de los autobuses con apariencia hindú o algo así. Cuando vio la rata dio un salto más grande que el del animal y yo no podía parar de reírme a carcajadas. Para que el hombre no se sintiera mal por las risas Carolina le empezó a hablar con el y no tuvo otra cosa que preguntarle que si creía en las ratas…

El pobre muchacho dijo que no. Y yo después de documentarme en poco en creencias sobre ratas puedo asegurar que esa rata era la reencarnación de una diosa India, es la única explicación a su tamaño…

Escucho: El iniverso sobre mí (Amaral)


2 comentarios:

  1. Hola Eve
    Bueno veo que al menos te lo estás pasando muy bien, me alegro mucho. Y doy gracias a Dios por no haber visto semejante ejemplar de rata, pq si lo veo a día de hoy todavía sigo corriendo, que bichos más asquerosos por Dios.
    Ale te mando un besote grandote.
    Ana

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  2. Pero te diste cuenta que no estaba tan equivocada mi pregunta????....pero la verdad la rata estaba tan grande, que creo que era la reencarnacion de algun Politico.....!

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